(Muchas cosas en común)
Si nos remontamos a septiembre de este año, o sea en los albores de la primavera podremos recordar que se comenzaba a tratar los presupuestos de los municipios y de nuestra provincia.
El del municipio de Ushuaia al frente del Intendente Federico Sciurano un mamarracho que no contemplaba ni el presupuesto participativo incorporado a través de nuestra carta orgánica, ni detalle de las obras a realizar, entendiéndose ser una situación acaecida por la falta de previsibilidad de la ley 648 ya que por aquellos tiempos la justicia no había declarado a certeza de la misma.
A su vez con asombro se observaba en el presupuesto provincial la existencia de una nueva tarifaria contemplando un ajuste impositivo a la sociedad de Tierra del Fuego para financiar parte del déficit que posee este gobierno encabezado por la gobernadora Fabiana Ríos, que aparenta dar mayor énfasis a sus aspiraciones nacionales que a administrar la provincia cuyo pueblo le dio la responsabilidad de llevar a delante durante otros 4 años. Dicho ajuste se daba (luego tuvieron que modificarlo) hasta en la industria, por ello tuvo que renunciar Delamata, ex secretario de industria de la provincia, debido a sus comentarios adversos.
Pero a pesar de todo ello el plan seguía en marcha, la meta era aprobar la nueva tarifaria y negociar la retroactividad de la ley provincial 648.
Para ello se tenía consensuada la mayoría automática que se dio desde el comienzo de este período. Intentándose aprobar sobre tablas una tarifaria que implicaba mayor presión tributaria al pueblo de Tierra del Fuego, desarticulada gracias a la movilización pacífica realiza principalmente por la Unión Obreros Metalúrgicos de Río Grande y Ushuaia. Es importante diferenciar una manifestación pacífica como ha sido en el caso mencionado a una realizada con hechos de violencia y coercitiva como lo ha sido en estos días la realizada por el sindicato de Camioneros en Ushuaia.
Luego de ello, con buen criterio, el gobierno provincial ha observado el rechazo mayoritario del pueblo de Tierra del Fuego a mayor presión tributaria, sobre todo conociendo que la recaudación de ello se utilizaría solamente a pagar sueldos estatales.
Había que utilizar un plan B para obtener los objetivos planteados. Para ello había que instalar en el pueblo de Tierra del Fuego la necesidad de la nueva tarifaria. Para ello iba a colaborar la declaración de certeza de la justicia del 14 de diciembre (demasiada casualidad dicha fecha) que pone en jaque a las cuenta municipales frente a una quita de ingresos importante. Esto hace que los municipios reaccionen e instiguen al sindicato de camioneros a manifestarse, planteando la posible cesación de los servicios de recolección de basura que realiza dicho sector. Esto genera violencia, trae recuerdos de la década del noventa a lo cual la mayoría del pueblo no quiere volver, presionando de tal forma que una mayor presión tributaria sea vista como un mal menor.
No seamos ingenuos y pensemos que hay mucha casualidad, no existe la casualidad sino la causalidad, ya que todo estuvo muy bien orquestado digno de un ajedrecista experimentado.
Igualmente es importante destacar que la mayor presión tributaria que pretenden no alcanza a cubrir el déficit propuesto en el presupuesto provincial. Los ingresos presupuestados son inferiores a los gastos presupuestados, por ello si se ejecuta el gasto total habrá que conseguir otras herramientas de financiación o endeudamiento.
Se hablo mucho de “Paz Social” en estos días. Cada vez que se declara un estado de sitio se hace en pos de la paz social, cada vez que se va en contra de los intereses del pueblo se dice a favor de la paz social, cada vez que hay que justificar algo injustificable se hace en pos de la paz social.
¿A que llaman paz social entonces?
Lo cierto es que hoy los que venden al pueblo por 5 monedas aparentan ser los salvadores de la paz social. Trajeron fantasmas del pasado al presente para justificar su accionar contrario a los intereses del pueblo.